Ruhollah Jomeiní

gigatos | mayo 8, 2023

Resumen

Sayyid Ruhollah Musavi Jomeini (17 de mayo de 1900 – 3 de junio de 1989), también conocido como ayatolá Jomeini, fue un líder político y religioso iraní que ejerció como primer líder supremo de Irán desde 1979 hasta su muerte en 1989. Fue el fundador de la República Islámica de Irán y el líder de la Revolución Iraní de 1979, que supuso el derrocamiento del sha Mohammad Reza Pahlavi y el fin de la monarquía persa. Tras la revolución, Jomeini se convirtió en el primer líder supremo del país, cargo creado en la constitución de la República Islámica como máxima autoridad política y religiosa de la nación, que ocupó hasta su muerte. La mayor parte de su periodo en el poder lo ocupó la guerra Irán-Irak de 1980-1988. Le sucedió Ali Jamenei el 4 de junio de 1989.

Jomeini nació en Jomeyn, en la actual provincia iraní de Markazi. Su padre fue asesinado en 1903, cuando tenía dos años. Comenzó a estudiar el Corán y el árabe desde muy joven y recibió ayuda en sus estudios religiosos de sus familiares, entre ellos el primo y el hermano mayor de su madre.

Jomeini fue un marja («fuente de emulación») en el islam chií de la línea duodecimana, muytahid o faqih (experto en la sharia) y autor de más de 40 libros. Pasó más de 15 años en el exilio por su oposición al último sha. En sus escritos y predicaciones amplió la teoría de welayat-el faqih, la «tutela del jurista islámico (autoridad clerical)», para incluir el gobierno político teocrático de los juristas islámicos. Según The New York Times, Jomeini calificó la democracia de equivalente a la prostitución. Se discute si las ideas de Jomeini son compatibles con la democracia y si pretendía que la República Islámica fuera democrática. Fue nombrado Hombre del Año por la revista Time en 1979 por su influencia internacional, y Jomeini ha sido descrito como el «rostro virtual del Islam chií en la cultura popular occidental». En 1982, sobrevivió a un intento de golpe militar. Jomeini fue conocido por su apoyo a los secuestradores durante la crisis de los rehenes en Irán, su fatwa pidiendo el asesinato del novelista indio británico Salman Rushdie y por referirse a Estados Unidos como el «Gran Satán» y a la Unión Soviética como el «Satán Menor». Jomeini ha sido criticado por estos actos y por las violaciones de los derechos humanos de los iraníes (como ordenar ataques contra manifestantes y la ejecución de miles de personas). ataques contra manifestantes, la ejecución de miles de presos políticos, criminales de guerra y prisioneros de la guerra Irán-Irak).

Jomeini también ha sido elogiado como «líder carismático de inmensa popularidad», «paladín del renacimiento islámico» por los eruditos chiíes, que intentó establecer buenas relaciones entre suníes y chiíes, y gran innovador en teoría política y estrategia política populista de orientación religiosa. Jomeini ostentaba el título de Gran Ayatolá y es conocido oficialmente como Imam Jomeini dentro de Irán y por sus partidarios a escala internacional. En general, los demás se refieren a él como Ayatolá Jomeini. En Irán, su tumba con cúpula dorada, en el cementerio Behesht-e Zahrāʾ de Teherán, se ha convertido en un santuario para sus seguidores, y se le considera legalmente «inviolable», por lo que los iraníes son castigados regularmente por insultarle. Tras la Revolución iraní se desarrolló un culto a la personalidad de Jomeini.

Fondo

Ruhollah Jomeini procedía de un linaje de pequeños propietarios de tierras, clérigos y comerciantes. Sus antepasados emigraron a finales del siglo XVIII desde su hogar original en Nishapur, provincia de Jorasán, en el noreste de Irán, durante una corta estancia, al reino de Awadh, una región en el moderno estado de Uttar Pradesh, India, cuyos gobernantes eran musulmanes chiíes twelver de origen persa. Durante su gobierno, invitaron y recibieron a un gran número de eruditos, poetas, juristas, arquitectos y pintores persas. La familia acabó estableciéndose en la pequeña ciudad de Kintoor, cerca de Lucknow, la capital de Awadh. El abuelo paterno del ayatolá Jomeini, Seyyed Ahmad Musavi Hindi, nació en Kintoor. Abandonó Lucknow en 1830, en peregrinación a la tumba de Alí en Nayaf, en el Iraq otomano (actual Iraq), y nunca regresó. Según Moin, esta emigración fue para huir de la expansión del poder británico en la India. En 1834, Seyyed Ahmad Musavi Hindi visitó Persia y en 1839 se estableció en Jomein. Aunque permaneció y se asentó en Irán, siguió siendo conocido como Hindi, indicando su estancia en la India, y Ruhollah Jomeini incluso utilizó Hindi como seudónimo en algunos de sus ghazals. El abuelo de Jomeini, Mirza Ahmad Mojtahed-e Khonsari, fue el clérigo que emitió una fatwa para prohibir el consumo de tabaco durante la Protesta del Tabaco.

Infancia

Según su partida de nacimiento, Ruhollah Musavi Jomeini, cuyo nombre de pila significa «espíritu de Alá», nació el 17 de mayo de 1900 en Jomeyn, provincia de Markazi, aunque su hermano Mortaza (más tarde conocido como ayatolá Pasandideh) da como fecha de nacimiento el 24 de septiembre de 1902, aniversario del nacimiento de la hija del profeta Mahoma, Fatimah. Fue criado por su madre, Hajieh Agha Khanum, y su tía, Sahebeth, tras el asesinato de su padre, Mustafá Musavi, más de dos años después de su nacimiento en 1903.

Ruhollah empezó a estudiar el Corán y persa elemental a los seis años. Al año siguiente, empezó a asistir a una escuela local, donde aprendió religión, noheh khani (recitación de lamentos) y otras asignaturas tradicionales. Durante toda su infancia, continuó su educación religiosa con la ayuda de sus familiares, entre ellos el primo de su madre, Ja’far, y su hermano mayor, Morteza Pasandideh.

Educación y conferencias

Tras la Primera Guerra Mundial, se hicieron arreglos para que estudiara en el seminario islámico de Isfahan, pero en su lugar se sintió atraído por el seminario de Arak. Fue puesto bajo la dirección del ayatolá Abdul Karim Haeri Yazdi. En 1920, Jomeini se trasladó a Arak y comenzó sus estudios. Al año siguiente, el ayatolá Haeri Yazdi se trasladó al seminario islámico de la ciudad santa de Qom, al suroeste de Teherán, e invitó a sus alumnos a seguirle. Jomeini aceptó la invitación, se trasladó y se instaló en la escuela Dar al-Shafa de Qom. Los estudios de Jomeini incluían la ley islámica (sharia) y la jurisprudencia (fiqh), pero para entonces, Jomeini también había adquirido interés por la poesía y la filosofía (irfan). Así que, al llegar a Qom, buscó la guía de Mirza Ali Akbar Yazdi, un erudito de la filosofía y el misticismo. Yazdi murió en 1924, pero Jomeini siguió interesándose por la filosofía con otros dos maestros, Javad Aqa Maleki Tabrizi y Rafi’i Qazvini. Sin embargo, quizá las mayores influencias de Jomeini fueron otro maestro, Mirza Muhammad ‘Ali Shahabadi, y diversos místicos sufíes históricos, como Mulla Sadra e Ibn Arabi.

Jomeini estudió filosofía griega y recibió influencias tanto de la filosofía de Aristóteles, a quien consideraba el fundador de la lógica, como de Platón, cuyas opiniones «en el campo de la divinidad» consideraba «graves y sólidas». Entre los filósofos islámicos, Jomeini estuvo influido principalmente por Avicena y Mulla Sadra.

Además de la filosofía, Jomeini se interesaba por la literatura y la poesía. Su colección de poesía se publicó después de su muerte. Desde su adolescencia, Jomeini compuso poesía mística, política y social. Sus obras poéticas se publicaron en tres colecciones: El confidente, La jarra del amor y Punto de inflexión, y Diván. Su conocimiento de la poesía lo atestigua el poeta moderno Nader Naderpour (1929-2000), que «había pasado muchas horas intercambiando poemas con Jomeini a principios de la década de 1960». Naderpour recordaba: «Durante cuatro horas recitamos poesía. Cada verso que yo recitaba de cualquier poeta, él recitaba el siguiente».

Ruhollah Jomeini fue profesor en los seminarios de Nayaf y Qom durante décadas antes de darse a conocer en la escena política. Pronto se convirtió en un destacado erudito del islam chiíta. Historia y ética islámicas. Varios de sus alumnos -por ejemplo, Morteza Motahhari- se convirtieron más tarde en destacados filósofos islámicos y también en marja’. Como erudito y profesor, Jomeini produjo numerosos escritos sobre filosofía, derecho y ética islámicos. Mostró un interés excepcional por temas como la filosofía y el misticismo, que no sólo solían estar ausentes del plan de estudios de los seminarios, sino que a menudo eran objeto de hostilidad y recelo.

Inauguró su carrera docente a los 27 años impartiendo clases particulares de irfan y Mulla Sadra a un círculo privado, por la misma época, en 1928, lanzó también su primera publicación, Sharh Du’a al-Sahar (Comentario sobre el Du’a al-Baha), «un comentario detallado, en árabe, sobre la oración recitada antes del amanecer durante el Ramadán por el Imam Ja’far al-Sadiq», seguido, unos años más tarde, por Sirr al-Salat (El secreto de la oración), donde «las dimensiones simbólicas y el significado interno de cada parte de la oración, desde la ablución que la precede hasta el salam que la concluye, se exponen en un lenguaje rico, complejo y elocuente que debe mucho a los conceptos y la terminología de Ibn ‘Arabi». Como ha señalado Sayyid Fihri, editor y traductor de Sirr al-Salat, la obra está dirigida únicamente a los más destacados de la élite espiritual (akhass-i khavass) y sitúa a su autor entre ellos». El segundo libro ha sido traducido por Sayyid Amjad Hussain Shah Naqavi y publicado por BRILL en 2015, con el título «El misterio de la oración: La ascensión de los caminantes y la oración de los gnósticos Archivado el 6 de julio de 2017 en la Wayback Machine».

Aspectos políticos

Sus enseñanzas en el seminario se centraron a menudo en la importancia de la religión para los asuntos sociales y políticos prácticos de la época, y trabajó contra el secularismo en la década de 1940. Su primer libro político, Kashf al-Asrar (Revelación de secretos), publicado en 1942, era una refutación punto por punto de Asrar-e hezar sale (Secretos de mil años), un tratado escrito por un discípulo del principal historiador anticlerical de Irán, Ahmad Kasravi, así como una condena de innovaciones como los husos horarios internacionales y la prohibición del hiyab por Reza Shah. Además, fue de Qom a Teherán para escuchar al ayatulá Hasan Mudarris, líder de la mayoría opositora en el parlamento iraní durante la década de 1920. Jomeini se convirtió en marja’ en 1963, tras la muerte del gran ayatolá Seyyed Husayn Borujerdi.

Jomeini también valoraba los ideales de islamistas como el jeque Fazlollah Noori y Abol-Ghasem Kashani. Jomeini veía a Fazlollah Nuri como una «figura heroica», y sus propias objeciones al constitucionalismo y a un gobierno laico derivaban de las objeciones de Nuri a la Constitución de 1907.

Fondo

La mayoría de los iraníes sentían un profundo respeto por el clero chií o Ulama, y solían ser religiosos, tradicionales y ajenos al proceso de occidentalización emprendido por el Sha. A finales del siglo XIX, el clero había demostrado ser una poderosa fuerza política en Irán al iniciar la Protesta del Tabaco contra una concesión a un interés extranjero (británico).

A la edad de 61 años, Jomeini encontró abierto el campo del liderazgo tras la muerte del ayatolá Sayyed Husayn Borujerdi (y del ayatolá Abol-Ghasem Kashani (1962), un clérigo activista. La clase clerical había estado a la defensiva desde la década de 1920, cuando subió al poder el modernizador laico y anticlerical Reza Shah Pahlavi. El hijo de Reza, Mohammad Reza Shah, instauró una «Revolución Blanca», que supuso un nuevo desafío a los ulemas.

Oposición a la Revolución Blanca

En enero de 1963, el sha anunció la «Revolución Blanca», un programa de reformas de seis puntos que exigía la reforma agraria, la nacionalización de los bosques, la venta de empresas estatales a intereses privados, cambios electorales para dar el derecho de voto a las mujeres y permitir que los no musulmanes ocuparan cargos públicos, el reparto de beneficios en la industria y una campaña de alfabetización en las escuelas del país. Algunas de estas iniciativas fueron consideradas peligrosas, especialmente por los poderosos y privilegiados ulemas chiíes (eruditos religiosos), y como tendencias occidentalizadoras por los tradicionalistas. Jomeini las consideraba «un ataque al islam». El ayatolá Jomeini convocó una reunión de los demás marjas superiores de Qom y les convenció para que decretaran el boicot del referéndum sobre la Revolución Blanca. El 22 de enero de 1963, Jomeini emitió una enérgica declaración en la que denunciaba tanto al sha como su plan de reformas. Dos días después, el sha llevó una columna blindada a Qom y pronunció un discurso en el que atacó duramente a los ulemas como clase.

Jomeini continuó denunciando los programas del sha y publicó un manifiesto que llevaba la firma de otros ocho eruditos religiosos chiíes. El manifiesto de Jomeini sostenía que el sha había violado la Constitución de diversas formas, condenaba la propagación de la corrupción moral en el país y acusaba al sha de sumisión a Estados Unidos e Israel. También decretó que se cancelaran las celebraciones del Nowruz del año iraní 1342 (que cayó el 21 de marzo de 1963) en señal de protesta contra las políticas del gobierno.

La tarde de ‘Ashura (3 de junio de 1963), Jomeini pronunció un discurso en la madraza de Feyziyeh en el que trazó paralelismos entre el califa musulmán suní Yazid, percibido como un «tirano» por los chiíes, y el sha, denunciando a éste como un «hombre desdichado y miserable», y advirtiéndole de que si no cambiaba de actitud llegaría el día en que el pueblo daría las gracias por su marcha del país.

El 5 de junio de 1963 (15 de Khordad) a las 3 de la madrugada, dos días después de esta denuncia pública del Shah, Khomeini fue detenido en Qom y trasladado a Teherán. Tras esta acción, hubo tres días de grandes disturbios en todo Irán y la muerte de unas 400 personas. Aquel suceso se conoce ahora como el Movimiento del 15 de Khordad. Jomeini permaneció bajo arresto domiciliario hasta agosto.

Oposición a la capitulación

El 26 de octubre de 1964, Jomeini denunció tanto al sha como a Estados Unidos. Esta vez fue en respuesta a las «capitulaciones» o inmunidad diplomática concedida por el sha al personal militar estadounidense en Irán. Lo que Jomeini calificó de ley de capitulación era, en realidad, un «acuerdo sobre el estatus de las fuerzas», que estipulaba que los militares estadounidenses que se enfrentaran a cargos penales derivados de su despliegue en Irán serían juzgados por un consejo de guerra estadounidense, no por un tribunal iraní. Jomeini fue detenido en noviembre de 1964 y encarcelado durante medio año. Tras su liberación, Jomeini compareció ante el primer ministro Hasan Ali Mansur, que intentó convencerle de que se disculpara por su dura retórica y de que, en adelante, cesara su oposición al sha y a su gobierno. Cuando Jomeini se negó, Mansur le abofeteó en un ataque de ira. Dos meses después, Mansur fue asesinado cuando se dirigía al parlamento. Cuatro miembros de la Fadayan-e Islam, una milicia chií simpatizante de Jomeini, fueron ejecutados posteriormente por el asesinato.

Jomeini pasó más de 14 años en el exilio, la mayor parte en la ciudad santa iraquí de Nayaf. Inicialmente, fue enviado a Turquía el 4 de noviembre de 1964, donde permaneció en Bursa, en casa del coronel Ali Cetiner, de la Inteligencia Militar turca. En octubre de 1965, tras menos de un año, se le permitió trasladarse a Nayaf (Irak), donde permaneció hasta 1978, cuando fue expulsado por el entonces vicepresidente Sadam Husein. Para entonces, el descontento con el Sha era cada vez mayor y Jomeini visitó Neauphle-le-Château, un suburbio de París (Francia), con un visado de turista el 6 de octubre de 1978.

A finales de la década de 1960, Jomeini era un marja-e taqlid (modelo a imitar) para «cientos de miles» de chiíes, uno de los aproximadamente seis modelos del mundo chií. Aunque en la década de 1940 Jomeini aceptaba la idea de una monarquía limitada en virtud de la Constitución iraní de 1906-07 -como demuestra su libro Kashf al-Asrar-, en la década de 1970 ya la había rechazado. A principios de 1970, Jomeini pronunció una serie de conferencias en Nayaf sobre el gobierno islámico, publicadas posteriormente como libro bajo los títulos Gobierno islámico o Gobierno islámico: El gobierno del jurista (Hokumat-e Islami: Velayat-e faqih).

Fue su obra más conocida e influyente, y en ella expuso sus ideas sobre la gobernanza (en aquella época):

Una vez que Jomeini y sus seguidores tomaron el poder, se adoptó una forma modificada de este sistema de wilayat al-faqih, y Jomeini fue el primer «Guardián» o «Líder Supremo» de la República Islámica. Sin embargo, mientras tanto, Jomeini tuvo cuidado de no dar a conocer sus ideas sobre el gobierno clerical fuera de su red islámica de oposición al Sha, que trabajó para construir y fortalecer durante la década siguiente. En Irán, una serie de acciones del sha, incluida la represión de los opositores, empezaron a crear oposición a su régimen.

Las copias en casete de sus conferencias, en las que denunciaba ferozmente al sha como «el agente judío, la serpiente estadounidense cuya cabeza hay que aplastar con una piedra», se convirtieron en artículos de uso común en los mercados de Irán, contribuyendo a desmitificar el poder y la dignidad del sha y su reinado. Consciente de la importancia de ampliar su base, Jomeini tendió la mano a los reformistas islámicos y seculares enemigos del Sha, a pesar de su incompatibilidad ideológica a largo plazo con ellos.

Tras la muerte en 1977 de Ali Shariati (autor reformista islámico y revolucionario político

A medida que crecían las protestas, también lo hacían su perfil y su importancia. Aunque se encontraba a varios miles de kilómetros de Irán, en París, Jomeini marcó el rumbo de la revolución, instando a los iraníes a no transigir y ordenando paros contra el régimen. Durante los últimos meses de su exilio, Jomeini recibió un flujo constante de periodistas, partidarios y notables, deseosos de escuchar al líder espiritual de la revolución.

Durante su exilio, Jomeini desarrolló lo que el historiador Ervand Abrahamian describió como una «versión clerical populista del islam chií». Jomeini modificó las anteriores interpretaciones chiíes del islam en varios aspectos, como la defensa agresiva de los intereses generales de los mostazafin, el argumento enérgico de que el deber sagrado del clero era tomar el control del Estado para que pudiera aplicar la sharía y la exhortación a los seguidores a protestar.

A pesar de sus diferencias ideológicas, Jomeini también se alió con los Muyahidines del Pueblo de Irán a principios de la década de 1970 y comenzó a financiar sus operaciones armadas contra el sha.

Contactos de Jomeini con EE.UU.

Según la BBC, los contactos de Jomeini con Estados Unidos «forman parte de un conjunto de documentos del gobierno estadounidense recientemente desclasificados: cables diplomáticos, memorandos políticos, actas de reuniones». Los documentos sugieren que la administración Carter ayudó a Jomeini a regresar a Irán impidiendo que el ejército iraní lanzara un golpe militar, y que Jomeini dijo a un estadounidense en Francia que transmitiera un mensaje a Washington: «No hay que temer por el petróleo. No es cierto que no venderíamos a EEUU».

Según un estudio de la CIA de 1980, «en noviembre de 1963 el ayatolá Jomeini envió un mensaje al Gobierno de Estados Unidos a través de Haj Mirza Khalil Kamarei», en el que expresaba «que no se oponía a los intereses estadounidenses en Irán», «al contrario, pensaba que la presencia estadounidense era necesaria como contrapeso a la influencia soviética y posiblemente británica».

El líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, negó el informe y calificó los documentos de «fabricados». Otros políticos iraníes, entre ellos Ebrahim Yazdi (portavoz y asesor de Jomeini en la época de la revolución), han cuestionado los documentos de la BBC. The Guardian escribió que «no tuvo acceso a los documentos recientemente desclasificados y no pudo verificarlos de forma independiente», sin embargo sí confirmó el contacto de Jomeini con la administración Kennedy y el apoyo a los intereses de Estados Unidos en Irán, en particular el petróleo, a través de un informe de análisis de la CIA titulado «El Islam en Irán».

Según la BBC, «estos documentos demuestran que, en su larga búsqueda del poder, fue tácticamente flexible; jugó la carta moderada, incluso proamericana, para hacerse con el control, pero una vez llegado el cambio instauró un legado antiamericano que duraría décadas».

Regreso a Irán

A Jomeini no se le permitió regresar a Irán durante el reinado del sha (ya que había estado en el exilio). El 16 de enero de 1979, el sha abandonó el país para someterse a un tratamiento médico (aparentemente «de vacaciones»), y nunca regresó. Dos semanas más tarde, el jueves 1 de febrero de 1979, Jomeini regresó triunfante a Irán, recibido por una multitud jubilosa estimada (por la BBC) en hasta cinco millones de personas. En su vuelo chárter de Air France de regreso a Teherán, le acompañaban 120 periodistas, Uno de los periodistas, Peter Jennings, preguntó: «Ayatolá, ¿sería tan amable de decirnos cómo se siente al volver a Irán?». Jomeini respondió a través de su ayudante Sadegh Ghotbzadeh: «Hichi» (Nada). Algunos consideraron que esta declaración -muy discutida en su momento- reflejaba sus creencias místicas y su desapego al ego. Otros la consideraron una advertencia a los iraníes que esperaban que fuera un «líder nacionalista de la corriente dominante». Para otros, era el reflejo de un líder insensible, incapaz de comprender los pensamientos, las creencias o las necesidades de la población iraní.

Jomeini se opuso rotundamente al gobierno provisional de Shapour Bakhtiar, prometiendo: «Les romperé los dientes a patadas. Yo nombro el gobierno». El 11 de febrero (22 de bahman), Jomeini nombró a su propio primer ministro provisional competidor, Mehdi Bazargan, exigiendo: «puesto que yo lo he nombrado, hay que obedecerle». Era «el gobierno de Dios», advirtió, la desobediencia contra él o contra Bazargan se consideraba una «revuelta contra Dios».

Durante su época de estudiante y profesor, Jomeini había desarrollado una «filosofía personal poco ortodoxa» que bebía de una oscura interpretación del Islam chiíta que proponía que todo el poder debía derivar de «un líder religioso designado divinamente». Jomeini había prometido primero a los iraníes una nueva era en la que la libertad de expresión y la riqueza petrolera de la nación se utilizarían en beneficio del pueblo iraní, pero una vez en Teherán, implantó un programa islámico radical que iba en contra del deseo de la mayoría de la población iraní. Jomeini dijo al Consejo Revolucionario que el nuevo gobierno sería «un gobierno basado en la sharia», y que oponerse a este nuevo gobierno significaría oponerse también a la sharia del islam, y que «la revuelta contra el gobierno de Dios es una revuelta contra Dios, y la revuelta contra Dios es blasfemia».

A medida que el movimiento de Jomeini cobraba impulso, los soldados empezaron a desertar a su bando y Jomeini declaró de mala fortuna a las tropas que no se rindieran. El 11 de febrero, a medida que se extendía la revuelta y se tomaban las armerías, los militares se declararon neutrales y el régimen de Bakhtiar se derrumbó. Los días 30 y 31 de marzo de 1979 se celebró un referéndum para sustituir la monarquía por una república islámica, que fue aprobado con un 98% de votos a favor de la sustitución, con la pregunta: «¿Debe abolirse la monarquía en favor de un Gobierno islámico?».

Constitución islámica

Durante su estancia en París, Jomeini había «prometido un sistema político democrático» para Irán, pero una vez en el poder, abogó por la creación de una teocracia basada en el Velayat-e faqih. Esto condujo a la purga o sustitución de muchos políticos laicos en Irán, y Jomeini y sus allegados tomaron las siguientes medidas: Establecimiento de tribunales revolucionarios islámicos; sustitución de las fuerzas militares y policiales anteriores; colocación de los principales teólogos e intelectuales islámicos de Irán a cargo de la redacción de una constitución teocrática, con un papel central para el Velayat-e faqih; creación del Partido de la República Islámica (PRI) a través de los Muyahid de Jomeini con el objetivo de establecer un gobierno teocrático y acabar con cualquier oposición laica (sustitución de todas las leyes laicas por leyes islámicas; neutralización o castigo de los principales teólogos que tenían ideas contrarias a las de Jomeini, como Mohammad Kazem Shariatmadari, Hassan Tabatabaei Qomi y Hossein Ali Montazeri.

Los grupos de la oposición afirmaron que la constitución provisional de Jomeini para la República Islámica no incluía en primer lugar el cargo de gobernante clerical islámico supremo. El gobierno islámico fue definido por Jomeini en su libro Hokumat-e Islami: Velayat-e faqih (El gobierno islámico: el gobierno del jurista), publicado en 1970, cuando Jomeini estaba en el exilio, se introdujo de contrabando en Irán y se distribuyó entre sus partidarios. Este libro incluía la noción de Jomeini de wilayat al-faqih (Gobierno del jurista), así como su razonamiento y, en su opinión, su necesidad para dirigir un Estado islámico.

Jomeini y sus partidarios reprimieron a algunos antiguos aliados y reescribieron la constitución propuesta. Se cerraron algunos periódicos y se atacó a quienes protestaban contra los cierres. Grupos de la oposición como el Frente Democrático Nacional y el Partido Republicano Popular Musulmán fueron atacados y finalmente prohibidos. Gracias al apoyo popular, los partidarios de Jomeini obtuvieron una abrumadora mayoría de escaños en la Asamblea de Expertos, que revisó la constitución propuesta. La nueva constitución incluía un líder supremo del país, jurista islámico, y un Consejo de Guardianes para vetar la legislación no islámica y seleccionar a los candidatos a cargos públicos, descalificando a los que no fueran islámicos.

En noviembre de 1979, la nueva Constitución de la República Islámica fue aprobada por referéndum nacional. El propio Jomeini fue instituido Líder Supremo (Guardián Jurista), y pasó a ser conocido oficialmente como el «Líder de la Revolución». El 4 de febrero de 1980, Abolhassan Banisadr fue elegido primer presidente de Irán. Los críticos se quejan de que Jomeini había faltado a su palabra de asesorar, en lugar de gobernar el país.

Crisis de los rehenes

El 22 de octubre de 1979, Estados Unidos admitió en el país al exiliado y enfermo Sha para que recibiera tratamiento contra el cáncer. En Irán, se produjo una protesta inmediata, y tanto Jomeini como los grupos de izquierda exigieron el regreso del sha a Irán para ser juzgado y ejecutado.

El 4 de noviembre, un grupo de estudiantes universitarios iraníes, autodenominados Estudiantes Musulmanes Seguidores de la Línea del Imán, tomaron el control de la embajada estadounidense en Teherán y mantuvieron secuestrados a 52 miembros del personal de la embajada durante 444 días, un suceso conocido como la crisis de los rehenes de Irán. En Estados Unidos, la toma de rehenes se consideró una violación flagrante del derecho internacional y despertó una intensa ira y sentimientos antiiraníes.

En Irán, la toma fue inmensamente popular y se ganó el apoyo de Jomeini bajo el lema «Estados Unidos no puede hacer nada contra nosotros». La toma de la embajada de un país al que llamaba el «Gran Satán» contribuyó a impulsar la causa del gobierno teocrático y a desbancar a los políticos y grupos que hacían hincapié en la estabilidad y la normalización de las relaciones con otros países. Se dice que Jomeini dijo a su presidente: «Esta acción tiene muchos beneficios… esto ha unido a nuestro pueblo. Nuestros oponentes no se atreven a actuar contra nosotros. Podemos someter la constitución al voto del pueblo sin dificultad, y llevar a cabo elecciones presidenciales y parlamentarias.» La nueva constitución se aprobó con éxito en referéndum un mes después de que comenzara la crisis de los rehenes.

La crisis dividió a la oposición en dos grupos: los radicales, que apoyaban la toma de rehenes, y los moderados, que se oponían. El 23 de febrero de 1980, Jomeini proclamó que el Majlis de Irán decidiría el destino de los rehenes de la embajada estadounidense, y exigió que Estados Unidos entregara al Sha para ser juzgado en Irán por crímenes contra la nación. Aunque el Sha murió unos meses después, durante el verano, la crisis continuó. En Irán, los partidarios de Jomeini denominaron a la embajada «Guarida de espionaje», dando a conocer detalles sobre armamento, equipos de espionaje y muchos volúmenes de documentos oficiales y clasificados que encontraron allí.

Relaciones con los países islámicos y no alineados

Jomeini creía en la unidad y la solidaridad musulmanas y en la exportación de su revolución a todo el mundo. Creía que los musulmanes chiíes y (los significativamente más numerosos) suníes debían estar «unidos y plantar cara con firmeza a las potencias occidentales y arrogantes». «Establecer el Estado islámico en todo el mundo pertenece a los grandes objetivos de la revolución». Declaró la semana del nacimiento de Mahoma (la semana entre el 12 y el 17 de Rabi’ al-awwal) como la semana de la Unidad. Luego declaró el último viernes de Ramadán como Día Internacional de Quds en 1981.

Guerra Irán-Iraq

Poco después de asumir el poder, Jomeini empezó a llamar a revoluciones islámicas en todo el mundo musulmán, incluido Irak, vecino árabe de Irán, el único gran Estado, además de Irán, con una población de mayoría chií. Al mismo tiempo, Saddam Hussein, el líder laico árabe nacionalista baazista de Irak, estaba ansioso por aprovechar el debilitado ejército iraní y (lo que él suponía) el caos revolucionario y, en particular, ocupar la provincia de Juzestán, adyacente a Irán y rica en petróleo, y socavar los intentos revolucionarios islámicos iraníes de incitar a la mayoría chií de su país.

En septiembre de 1980, Irak lanzó una invasión a gran escala de Irán, dando comienzo a la guerra Irán-Irak (septiembre de 1980 – agosto de 1988). Una combinación de feroz resistencia por parte de los iraníes e incompetencia militar de las fuerzas iraquíes pronto detuvo el avance iraquí y, a pesar del uso de gas venenoso por parte de Saddam, condenado internacionalmente, a principios de 1982 Irán había recuperado casi todo el territorio perdido durante la invasión. La invasión movilizó a los iraníes en favor del nuevo régimen, lo que realzó la estatura de Jomeini y le permitió consolidar y estabilizar su liderazgo. Tras este revés, Jomeini rechazó la oferta iraquí de una tregua y exigió reparaciones y el derrocamiento de Sadam Husein. En 1982, hubo un intento de golpe militar contra Jomeini. La guerra Irán-Irak terminó en 1988, con 320.000-720.000 soldados y milicianos iraníes muertos.

Aunque la población y la economía de Irán eran tres veces mayores que las de Irak, este último país contaba con la ayuda de los Estados árabes vecinos del Golfo Pérsico, así como del bloque soviético y los países occidentales. Los árabes del Golfo Pérsico y Occidente querían asegurarse de que la revolución islámica no se extendiera por el Golfo Pérsico, mientras que a la Unión Soviética le preocupaba la amenaza potencial que suponía para su dominio en Asia central, al norte. Sin embargo, Irán disponía de grandes cantidades de munición proporcionada por Estados Unidos durante la época del sha y Estados Unidos contrabandeó ilegalmente armas a Irán durante la década de 1980 a pesar de la política antioccidental de Jomeini (véase el asunto Irán-Contra).

Durante la guerra, los iraníes utilizaron ataques de olas humanas (personas que caminaban hacia una muerte segura, incluidos niños soldados) contra Irak, con su promesa de que irían automáticamente al paraíso -al Janna- si morían en combate, y su búsqueda de la victoria en la guerra Irán-Irak, que finalmente resultó inútil. En marzo de 1984, dos millones de los ciudadanos más cultos de Irán habían abandonado el país. Entre ellos, se calcula que un millón y medio habían huido de Irán, víctimas de ejecuciones políticas, y los cientos de miles de «mártires» de los sangrientos ataques de la «ola humana» de Jomeini contra Iraq.

En julio de 1988, Jomeini, según sus palabras, «bebió la copa de veneno» y aceptó una tregua mediada por las Naciones Unidas. A pesar del elevado coste de la guerra -entre 450.000 y 950.000 bajas iraníes y 300.000 millones de dólares-, Jomeini insistió en que extender la guerra a Irak en un intento de derrocar a Sadam no había sido un error. En una «Carta a los clérigos» escribió: «… no nos arrepentimos ni lamentamos ni un solo momento nuestra actuación durante la guerra. ¿Hemos olvidado que luchamos para cumplir con nuestro deber religioso y que el resultado es una cuestión marginal?».

Fatwa contra las armas químicas

En una entrevista con Gareth Porter, Mohsen Rafighdoost, ministro del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica durante ocho años de guerra, reveló cómo Jomeini se había opuesto a su propuesta de comenzar a trabajar tanto en armas nucleares como químicas mediante una fatwa de la que nunca se han hecho públicos los detalles de cuándo y cómo se emitió.

Fatwa contra Rushdie

A principios de 1989, Jomeini emitió una fatwā en la que pedía el asesinato de Salman Rushdie, autor británico nacido en la India. El libro de Rushdie, Los versos satánicos, publicado en 1988, supuestamente cometía blasfemia contra el Islam y la sentencia jurídica (fatwā) de Jomeini prescribía el asesinato de Rushdie por cualquier musulmán. La fatwā exigía no sólo la ejecución de Rushdie, sino también la de «todos los implicados en la publicación» del libro.

La fatwā de Jomeini fue condenada en todo el mundo occidental por los gobiernos alegando que violaba los derechos humanos universales de libertad de expresión y libertad religiosa. La fatwā también ha sido atacada por violar las normas del fiqh al no permitir al acusado la oportunidad de defenderse, y porque «incluso los más rigurosos y extremos de los juristas clásicos sólo exigen que un musulmán mate a quien insulte al Profeta en su audiencia y en su presencia.»

Aunque Rushdie lamentó públicamente «la angustia que la publicación ha ocasionado a los sinceros seguidores del Islam», la fatwa no fue revocada.

El propio Rushdie no fue asesinado, pero Hitoshi Igarashi, el traductor japonés del libro Los versos satánicos, fue asesinado y otros dos traductores del libro sobrevivieron a intentos de asesinato.

En un discurso pronunciado el 1 de febrero de 1979 ante una gran multitud tras regresar a Irán del exilio, Jomeini hizo una serie de promesas a los iraníes para su futuro régimen islámico: un gobierno elegido popularmente que representaría al pueblo de Irán y en el que el clero no interferiría. Prometió que «nadie se quedaría sin hogar en este país» y que los iraníes tendrían teléfono, calefacción, electricidad, servicios de autobús y petróleo gratis a la puerta de su casa.

Bajo el gobierno de Jomeini, se introdujo la sharia (ley islámica) y la Guardia Revolucionaria Islámica y otros grupos islámicos impusieron el código de vestimenta islámico tanto a hombres como a mujeres. Las mujeres debían cubrirse el cabello y los hombres no podían llevar pantalones cortos. Se prohibieron las bebidas alcohólicas, la mayoría de las películas occidentales y la práctica de que hombres y mujeres nadaran o tomaran el sol juntos. El plan de estudios iraní se islamizó a todos los niveles con la Revolución Cultural Islámica; el «Comité para la Islamización de las Universidades» lo llevó a cabo a fondo. La emisión de cualquier música que no fuera marcial o religiosa en la radio y la televisión iraníes fue prohibida por Jomeini en julio de 1979. La prohibición duró 10 años (aproximadamente el resto de su vida).

Según Janet Afari, «el recién instaurado régimen del ayatolá Jomeini actuó con rapidez para reprimir a feministas, minorías étnicas y religiosas, liberales e izquierdistas, todo ello en nombre del Islam».

Derechos de la mujer y del niño

Jomeini recibió un amplio y activo apoyo de la población femenina durante la destitución del sha y su posterior regreso a casa, abogando por la integración de la mujer en todas las esferas de la vida e incluso planteando la hipótesis de una mujer jefa de Estado. Sin embargo, a su regreso, sus posturas sobre los derechos de la mujer experimentaron cambios drásticos. Jomeini revocó la ley de divorcio iraní de 1967, considerando inválido cualquier divorcio concedido al amparo de esta ley. No obstante, Jomeini apoyó el derecho de las mujeres al divorcio permitido por la ley islámica. Jomeini reafirmó la posición tradicional de la violación en la ley islámica, en la que la violación por parte del cónyuge no equivalía a violación o zina, declarando que «una mujer debe entregarse a su marido por cualquier placer».

Apenas tres semanas después de asumir el poder, con el pretexto de revertir la afinidad del Sha con la occidentalización y respaldado por un sector conservador de la sociedad iraní, revocó la ley de divorcio. Con Jomeini, la edad mínima para contraer matrimonio se redujo a 15 años para los chicos y 13 para las chicas; sin embargo, la edad media de las mujeres al casarse siguió aumentando.

Se aprobaron leyes que fomentaban la poligamia, imposibilitaban que las mujeres se divorciaran de los hombres y trataban el adulterio como la forma más elevada de delito penal. Se obligó a las mujeres a llevar velo y se reconstruyó cuidadosamente la imagen de la mujer occidental como símbolo de impiedad. La moralidad y la modestia se percibían como rasgos femeninos fundamentales que necesitaban la protección del Estado, y los conceptos de derechos individuales de género quedaban relegados a los derechos sociales de la mujer ordenados en el Islam. Fátima fue ampliamente presentada como el ideal de mujer emulable.

Al mismo tiempo, en medio de la ortodoxia religiosa, hubo un esfuerzo activo por rehabilitar a las mujeres para el empleo. La participación femenina en la sanidad, la educación y la mano de obra aumentó drásticamente durante su régimen.

La acogida de su régimen entre las mujeres ha sido desigual. Mientras que una parte se mostró consternada por la creciente islamización y la consiguiente degradación de los derechos de la mujer, otras percibieron más oportunidades y una mayor integración de las mujeres relativamente conservadoras desde el punto de vista religioso.

Homosexualidad

Poco después de acceder al cargo de líder supremo, en febrero de 1979, Jomeini impuso la pena capital a los homosexuales. Entre febrero y marzo, dieciséis iraníes fueron ejecutados por delitos relacionados con violaciones sexuales. Jomeini también creó los «Tribunales Revolucionarios». Según el historiador Ervand Abrahamian, Jomeini animó a los tribunales clericales a seguir aplicando su versión de la sharía. Como parte de la campaña para «limpiar» la sociedad, estos tribunales ejecutaron a más de 100 drogadictos, prostitutas, homosexuales, violadores y adúlteros bajo la acusación de «sembrar la corrupción en la tierra». Según el autor Arno Schmitt, «Jomeini afirmaba que había que exterminar a los ‘homosexuales’ porque eran parásitos y corruptores de la nación al propagar la ‘mancha de la maldad'». La transexualidad fue designada por Jomeini como una enfermedad que podía curarse mediante cirugía. En 1979, había declarado que la ejecución de homosexuales (así como de prostitutas y adúlteros) era razonable en una civilización moral en el mismo sentido que cortar la piel podrida.

Emigración y economía

Se dice que Jomeini hizo hincapié en «lo espiritual sobre lo material». Seis meses después de su primer discurso, expresó su exasperación ante las quejas por la brusca caída del nivel de vida iraní, afirmando que: «No puedo creer que el propósito de todos estos sacrificios fuera tener melones menos caros». En otra ocasión, subrayando la importancia del martirio sobre la prosperidad material, dijo: «¿Podría alguien desear que su hijo fuera martirizado para obtener una buena casa? Esta no es la cuestión. La cuestión es otro mundo». Al parecer, también respondió a una pregunta sobre su política económica declarando que «la economía es para los burros». Se dice que este desinterés por la política económica es «uno de los factores que explican el incipiente rendimiento de la economía iraní desde la revolución». Otros factores son la larga guerra con Irak, cuyo coste generó deuda pública e inflación, erosión de los ingresos personales y un desempleo sin precedentes, el desacuerdo ideológico sobre la economía y «la presión y el aislamiento internacionales», como las sanciones estadounidenses tras la crisis de los rehenes.

Debido a la guerra Irán-Irak, se dice que la pobreza aumentó casi un 45% durante los 6 primeros años del gobierno de Jomeini. También se desarrolló la emigración desde Irán, al parecer por primera vez en la historia del país. Desde la revolución y la guerra con Irak, se calcula que «entre dos y cuatro millones de empresarios, profesionales, técnicos y artesanos cualificados (y su capital)» han emigrado a otros países.

Supresión de la oposición

En una charla en la escuela Fayzieah de Qom el 30 de agosto de 1979, Jomeini advirtió a los opositores proimperialistas: «Aquellos que intentan llevar la corrupción y la destrucción a nuestro país en nombre de la democracia serán oprimidos. Son peores que los judíos Bani-Ghorizeh y deben ser ahorcados. Los oprimiremos por orden de Dios y por la llamada de Dios a la oración».

Sin embargo, en 1983, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) le ayudó proporcionando una lista de agentes y colaboradores soviéticos del KGB que operaban en Irán a Jomeini, quien a continuación ejecutó hasta 200 sospechosos y cerró el Partido Comunista Tudeh de Irán.

El sha Mohammad Reza Pahlavi y su familia abandonaron Irán y salieron ilesos, pero cientos de antiguos miembros de la monarquía y el ejército derrocados encontraron su fin en pelotones de fusilamiento, y los críticos exiliados se quejaron del «secretismo, la vaguedad de los cargos, la ausencia de abogados defensores o jurados» o la oportunidad de los acusados «de defenderse». En años posteriores les siguieron en mayor número los antiguos aliados revolucionarios del movimiento de Jomeini -marxistas y socialistas, en su mayoría estudiantes universitarios- que se oponían al régimen teocrático. Entre 1980 y 1981, la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán y otros grupos de la oposición (incluidos grupos de izquierda y moderados) se unieron contra la toma del poder del Partido de la República Islámica mediante grandes manifestaciones. Siguiendo órdenes de Jomeini, la República Islámica respondió disparando contra los manifestantes, incluidos niños. El atentado de Hafte Tir en 1981 agravó el conflicto y provocó un aumento de las detenciones, torturas y ejecuciones de miles de iraníes. Entre los objetivos también se encontraban «civiles inocentes no políticos, como miembros de la minoría religiosa bahaí y otras personas consideradas problemáticas por el PIR». Según los informes, el número de ejecutados entre el «reino del terror» de 1981 y 1985 oscila entre 8.000 y 10.000.

En las ejecuciones de presos políticos iraníes de 1988, tras el fracaso de la operación Forough-e Javidan de los Muyahidines del Pueblo de Irán contra la República Islámica, Jomeini ordenó a los funcionarios judiciales que juzgaran a todos los presos políticos iraníes (la mayoría muyahidines, pero no todos) y mataran a los considerados apóstatas del Islam (mortad) o «guerreros contra Dios» (moharebeh). Casi todos los interrogados fueron asesinados, alrededor de 30.000 de ellos. Debido al gran número, los prisioneros eran cargados en carretillas elevadoras en grupos de seis y colgados de grúas en intervalos de media hora.

Religiones minoritarias

Zoroastrianos, judíos y cristianos están oficialmente reconocidos y protegidos por el gobierno. Poco después del regreso de Jomeini del exilio en 1979, emitió una fatwa ordenando que los judíos y otras minorías (excepto los de la Fe Baháʼí) recibieran un buen trato. En el poder, Jomeini distinguió entre el sionismo como partido político laico que emplea símbolos e ideales judíos y el judaísmo como religión de Moisés.

Los altos cargos del gobierno estaban reservados a los musulmanes. Las escuelas creadas por judíos, cristianos y zoroastrianos debían ser dirigidas por directores musulmanes. Se fomentaba la conversión al Islam dando derecho a los conversos a heredar la totalidad del patrimonio de sus padres (o incluso de sus tíos) si sus hermanos (o primos) seguían siendo no musulmanes. La población no musulmana de Irán ha disminuido. Por ejemplo, la población judía en Irán descendió de 80.000 a 30.000 personas. La población zoroastriana también ha disminuido, debido a que sufre nuevas persecuciones y al resurgimiento de los contrastes legales entre un musulmán y un zoroastriano, que refleja las leyes que los zoroastrianos sufrieron bajo anteriores regímenes islámicos. También se ha renovado la opinión de que los zoroastrianos son najis («impuros»).

Cuatro de los 270 escaños del parlamento estaban reservados para cada una de las tres religiones minoritarias no musulmanas, según la constitución islámica que supervisaba Jomeini. Jomeini también hizo un llamamiento a la unidad entre musulmanes suníes y chiíes. Los musulmanes suníes representan el 9% de toda la población musulmana de Irán.

Un grupo no musulmán que recibió un trato diferente fueron los 300.000 miembros de la Fe Bahá’í. A partir de finales de 1979, el nuevo gobierno persiguió sistemáticamente a los líderes de la comunidad bahá’í, centrándose en la Asamblea Espiritual Nacional Bahá’í (miembros destacados de las ANE y las ANL fueron a menudo detenidos e incluso ejecutados. «Unos 200 de los cuales han sido ejecutados y el resto obligados a convertirse o sometidos a las más horrendas discapacidades».

Como la mayoría de los musulmanes conservadores, Jomeini creía que los bahá’ís eran apóstatas. Afirmaba que eran un movimiento político más que religioso, declarando:

los bahá’ís no son una secta sino un partido, que antes apoyaba Gran Bretaña y ahora Estados Unidos. Los bahá’ís también son espías al igual que los tudeh

Minorías étnicas

Después de que el sha abandonara Irán en 1979, una delegación kurda viajó a Qom para presentar las demandas de los kurdos a Jomeini. Sus demandas incluían derechos lingüísticos y la concesión de cierto grado de autonomía política. Jomeini respondió que tales demandas eran inaceptables, ya que implicaban la división de la nación iraní. En los meses siguientes se produjeron numerosos enfrentamientos entre las milicias kurdas y la Guardia Revolucionaria. El referéndum sobre la República Islámica fue boicoteado masivamente en el Kurdistán, donde se cree que entre el 85 y el 90% de los votantes se abstuvieron. Jomeini ordenó nuevos ataques a finales de año, y en septiembre la mayor parte del Kurdistán iraní estaba bajo la ley marcial directa.

La salud de Jomeini empeoró varios años antes de su muerte. Tras pasar once días ingresado en el hospital de Jamaran, Ruhollah Jomeini murió el 3 de junio de 1989 tras sufrir cinco infartos en apenas diez días, a la edad de 89 años poco antes de medianoche. Le sucedió como Líder Supremo Alí Jamenei. Numerosos iraníes salieron a la calle para llorar públicamente su muerte y, en medio del calor abrasador del verano, los camiones de bomberos rociaron agua sobre la multitud para refrescarla. Al menos diez dolientes murieron pisoteados, más de 400 resultaron gravemente heridos y varios miles más fueron atendidos por las heridas sufridas en el pandemónium que siguió.

Según las estimaciones oficiales de Irán, el 11 de junio de 1989, 10,2 millones de personas recorrieron los 32 kilómetros del cementerio Behesht-e Zahra de Teherán para asistir al funeral del ayatolá Ruhollah Jomeini. Las agencias occidentales calcularon que dos millones de personas presentaron sus respetos mientras el cuerpo yacía en el cementerio.

Las cifras sobre la asistencia al funeral inicial de Jomeini, que tuvo lugar el 4 de junio, oscilan entre 2,5 y 3,5 millones de personas. A primera hora del día siguiente, el cadáver de Jomeini fue trasladado en helicóptero para ser enterrado en Behesht-e Zahra. Las autoridades iraníes pospusieron el primer funeral de Jomeini después de que una enorme turba irrumpiera en el cortejo fúnebre, destruyendo el ataúd de madera de Jomeini con el fin de echar un último vistazo a su cuerpo o tocar su féretro. En algunos casos, soldados armados se vieron obligados a realizar disparos de advertencia al aire para contener a la multitud. En un momento dado, el cuerpo de Jomeini cayó al suelo, mientras la multitud arrancaba trozos del sudario mortuorio, intentando conservarlos como si fueran reliquias sagradas. Según el periodista James Buchan:

Sin embargo, incluso en este caso, la multitud superó las barreras improvisadas. John Kifner escribió en The New York Times que «el cuerpo del Ayatolá, envuelto en una mortaja blanca, cayó del endeble ataúd de madera, y en una escena de locura la gente de la multitud intentó tocar la mortaja». Se descubrió una frágil pierna blanca. El sudario se hizo pedazos en busca de reliquias y Ahmad, el hijo de Jomeini, cayó de pie. Algunos hombres saltaron a la tumba. En un momento dado, los guardias perdieron de vista el cuerpo. Disparando al aire, los soldados hicieron retroceder a la multitud, recuperaron el cuerpo y lo llevaron al helicóptero, pero los dolientes se aferraron al tren de aterrizaje antes de que pudieran quitárselo de encima. El cuerpo fue llevado de nuevo al norte de Teherán para pasar por segunda vez por el ritual de preparación.

El segundo funeral se celebró bajo una seguridad mucho más estricta cinco horas más tarde. Esta vez, el ataúd de Jomeini era de acero y, de acuerdo con la tradición islámica, sólo sirvió para llevar el cuerpo hasta el lugar del entierro. En 1995, su hijo Ahmad fue enterrado junto a él. La tumba de Jomeini se encuentra ahora dentro de un complejo de mausoleos más grande.

Sucesión

El Gran Ayatolá Hussein-Ali Montazeri, antiguo alumno de Jomeini y figura destacada de la Revolución, fue elegido por Jomeini para ser su sucesor como Líder Supremo y aprobado como tal por la Asamblea de Expertos en noviembre de 1985. El principio de velayat-e faqih y la constitución islámica exigían que el Líder Supremo fuera un marja (un gran ayatolá), y de la docena de grandes ayatolás que vivían en 1981 sólo Montazeri cumplía los requisitos para ser un Líder potencial (bien porque sólo él aceptaba totalmente el concepto de Jomeini de gobierno por juristas islámicos o, como afirmó al menos otra fuente, porque sólo Montazeri tenía las «credenciales políticas» que Jomeini consideraba adecuadas para su sucesor). La ejecución de Mehdi Hashemi en septiembre de 1987, acusado de actividades contrarrevolucionarias, fue un duro golpe para el ayatolá Montazeri, que conocía a Hashemi desde la infancia. En 1989, Montazeri comenzó a reclamar la liberalización y la libertad de los partidos políticos. Tras la ejecución de miles de presos políticos por el gobierno islámico, Montazeri dijo a Jomeini: «Vuestras cárceles son mucho peores que las del Sha y su SAVAK». Después de que una carta con sus quejas se filtrara a Europa y se emitiera en la BBC, un furioso Jomeini lo destituyó en marzo de 1989 de su cargo de sucesor oficial. Sus retratos fueron retirados de oficinas y mezquitas.

Para hacer frente a la descalificación del único marja adecuado, Jomeini convocó una «Asamblea para la Revisión de la Constitución». Se introdujo una enmienda en la Constitución iraní por la que se eliminaba el requisito de que el Líder Supremo fuera un marja, lo que permitió designar como sucesor a Ali Jamenei, el nuevo jurista favorito que tenía credenciales revolucionarias adecuadas pero carecía de ellas académicas y no era Gran Ayatolá. El Ayatolá Jamenei fue elegido Líder Supremo por la Asamblea de Expertos el 4 de junio de 1989. El Gran Ayatolá Hossein Montazeri continuó con sus críticas al régimen y en 1997 fue puesto bajo arresto domiciliario por cuestionar lo que consideraba un gobierno irresponsable ejercido por el líder supremo.

Aniversario

El aniversario de la muerte de Jomeini es festivo. Para conmemorar a Jomeini, la gente visita su mausoleo situado en Behesht-e Zahra para escuchar sermones y practicar oraciones el día de su muerte.

Según al menos un experto, la política en la República Islámica de Irán «se define en gran medida por los intentos de reivindicar el legado de Jomeini» y «la fidelidad a su ideología ha sido la prueba de fuego de toda actividad política». A lo largo de sus numerosos escritos y discursos, la opinión de Jomeini sobre el gobierno fue evolucionando. En un principio, Jomeini declaraba que el gobierno de los monarcas o de otras personas era permisible siempre y cuando se cumpliera la sharia. Más tarde se opuso rotundamente a la monarquía, argumentando que sólo el gobierno de un destacado jurista islámico (un marja’) garantizaría el correcto cumplimiento de la sharia (wilayat al-faqih), antes de insistir finalmente en que el jurista gobernante no tenía por qué ser un destacado jurista y que la sharia podía ser anulada por ese jurista si era necesario para servir a los intereses del islam y al «gobierno divino» del Estado islámico. El concepto de Jomeini de la tutela del jurista islámico (ولایت فقیه, velayat-e faqih) como gobierno islámico no obtuvo el apoyo de los principales clérigos chiíes iraníes de la época. Hacia la Revolución de 1979, muchos clérigos se fueron desilusionando con el gobierno del sha, aunque ninguno llegó a apoyar la visión de Jomeini de una República Islámica teocrática.

El ideólogo yihadista egipcio Sayyid Qutb fue una importante fuente de influencia para Jomeini y la Revolución iraní de 1979. En 1984, la República Islámica de Irán bajo Jomeini honró el «martirio» de Qutb emitiendo un emblemático sello de correos que lo mostraba entre rejas. Los islamistas iraníes tradujeron al persa las obras de Qutb, que gozaron de gran popularidad tanto antes como después de la revolución. Figuras destacadas como el actual líder supremo iraní, Ali Jamenei, y su hermano Muhammad Ali Jamenei, Aḥmad Aram, Hadi Khosroshahi, etc. tradujeron las obras de Qutb al persa.

Se debate mucho si las ideas de Jomeini son o no compatibles con la democracia y si pretendía que la República Islámica fuera una república democrática. Según el periódico estatal Aftab News, tanto los ultraconservadores (Mohammad Taghi Mesbah Yazdi) como los reformistas contrarios al régimen (Akbar Ganji y Abdolkarim Soroush) creen que no lo hizo, mientras que funcionarios y partidarios del régimen como Ali Jamenei, Mohammad Jatami y Mortaza Motahhari creen que Jomeini pretendía que la República Islámica fuera democrática y que lo es. El propio Jomeini también hizo declaraciones en distintos momentos en las que manifestaba tanto su apoyo como su oposición a la democracia. Un académico, Shaul Bakhash, explica que este desacuerdo se debe a la creencia de Jomeini de que la enorme participación de los iraníes en las manifestaciones contra el sha durante la revolución constituyó un «referéndum» a favor de una república islámica. Jomeini también escribió que, puesto que los musulmanes deben apoyar un gobierno basado en la ley islámica, el gobierno basado en la sharia siempre tendrá más apoyo popular en los países musulmanes que cualquier gobierno basado en representantes electos.

Jomeini se ofreció como «paladín del renacimiento islámico» y de la unidad, haciendo hincapié en cuestiones en las que los musulmanes estaban de acuerdo -la lucha contra el sionismo y el imperialismo- y restando importancia a las cuestiones chiíes que dividirían a los chiíes de los suníes. Jomeini se oponía firmemente a mantener relaciones estrechas con las naciones del bloque oriental u occidental, pues creía que el mundo islámico debía constituir su propio bloque, o más bien converger en una única potencia unificada. Consideraba que la cultura occidental era inherentemente decadente y una influencia corruptora para la juventud. La República Islámica prohibió o desalentó la moda, la música, el cine y la literatura populares de Occidente. En el mundo occidental se dice que «su rostro impasible se convirtió en la cara virtual del Islam en la cultura popular occidental» e «inculcó el miedo y la desconfianza hacia el Islam», convirtiendo la palabra «ayatolá» en «sinónimo de loco peligroso… en el lenguaje popular». Este ha sido especialmente el caso en Estados Unidos, donde algunos iraníes se quejaron de que incluso en las universidades sentían la necesidad de ocultar su identidad iraní por miedo a sufrir agresiones físicas. Allí se recuerda a Jomeini y a la República Islámica por la toma de rehenes en la embajada estadounidense y se les acusa de patrocinar la toma de rehenes y los atentados terroristas, y se siguen aplicando sanciones económicas contra Irán.

Antes de tomar el poder, Jomeini expresó su apoyo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. «Nos gustaría actuar de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nos gustaría ser libres. Nos gustaría la independencia». Sin embargo, una vez en el poder, Jomeini adoptó una línea firme contra la disidencia, advirtiendo, por ejemplo, a los opositores a la teocracia: «Lo repito por última vez: absteneos de celebrar reuniones, de cotorrear, de publicar protestas. De lo contrario, os romperé los dientes».

Antes de la Revolución, intelectuales y activistas de izquierda consideraban progresistas y reformistas muchas de las ideas políticas y religiosas de Jomeini. Sin embargo, una vez en el poder, sus ideas chocaron a menudo con las de los intelectuales modernistas o laicos iraníes. Este conflicto llegó a su punto álgido durante la redacción de la Constitución islámica, cuando el gobierno cerró muchos periódicos. Jomeini se enfadó con los intelectuales:

Sí, nosotros somos reaccionarios y ustedes son intelectuales ilustrados: Vosotros, intelectuales, no queréis que retrocedamos 1400 años. Vosotros, que queréis libertad, libertad para todo, libertad de partidos, vosotros que queréis todas las libertades, vosotros intelectuales: libertad que corromperá a nuestra juventud, libertad que allanará el camino al opresor, libertad que arrastrará a nuestra nación al abismo.

En contraste con su distanciamiento de los intelectuales iraníes, y «en un alejamiento total de todos los demás movimientos islamistas», Jomeini abrazó la revolución internacional y la solidaridad con el Tercer Mundo, dándole «prioridad sobre la fraternidad musulmana». Desde que los partidarios de Jomeini se hicieron con el control de los medios de comunicación hasta su muerte, los medios iraníes «dedicaron una amplia cobertura a los movimientos revolucionarios no musulmanes (desde los sandinistas hasta el Congreso Nacional Africano y el Ejército Republicano Irlandés) y restaron importancia al papel de los movimientos islámicos considerados conservadores, como los muyahidines afganos.»

El legado de Jomeini a la economía de la República Islámica han sido expresiones de preocupación por los mustazafin (término coránico para designar a los oprimidos o desposeídos), pero no siempre resultados que les ayudaran. Durante la década de 1990, los mustazafin y los veteranos de guerra discapacitados se amotinaron en varias ocasiones, protestando por la demolición de sus chabolas y la subida de los precios de los alimentos, etc. Se dice que el desprecio de Jomeini por la ciencia económica («la economía es cosa de burros») se ha visto «reflejado» en las políticas populistas de redistribución del anterior presidente, Mahmud Ahmadineyad, que supuestamente lleva «su desprecio por la ortodoxia económica como una insignia de honor», y ha supervisado un crecimiento lento y un aumento de la inflación y el desempleo.

En 1963, el ayatolá Ruhollah Jomeini escribió un libro en el que afirmaba que no existe ninguna restricción religiosa a la cirugía correctiva para individuos transexuales. En aquella época, Jomeini era un revolucionario antichií y sus fatwas no tuvieron ningún peso en el gobierno imperial, que no tenía ninguna política específica respecto a los transexuales. Sin embargo, después de 1979, su fatwa «constituyó la base de una política nacional» y, quizá en parte debido a un código penal que «permite la ejecución de homosexuales», en 2005 Irán «permite y financia en parte siete veces más operaciones de reasignación de sexo que toda la Unión Europea».

Jomeini fue descrito como «delgado», pero atlético y «de huesos pesados».

Era conocido por su puntualidad:

Es tan puntual que si no se presenta a comer exactamente a las diez todo el mundo se preocupará, porque su trabajo está regulado de tal manera que todos los días se presenta a comer exactamente a esa hora. Se acuesta exactamente a la hora. Come exactamente a la hora. Y se levanta exactamente a la hora. Se cambia la capa cada vez que vuelve de la mezquita.

Jomeini también era conocido por su actitud distante y austera. Se dice que «inspiraba admiración, asombro y temor a quienes le rodeaban». Su costumbre de moverse «por los pasillos de las madrazas sin sonreír a nadie ni a nada; su práctica de ignorar a su audiencia mientras enseñaba, contribuían a su carisma».

Jomeini se adhería a las creencias tradicionales de la jurisprudencia higiénica islámica, según las cuales cosas como la orina, los excrementos, la sangre, el vino, etc., y también los no musulmanes, eran algunas de las once cosas ritualmente «impuras» con las que el contacto físico mientras estaban mojadas requería un lavado ritual o Ghusl antes de la oración o salat. Se dice que se negaba a comer o beber en un restaurante si no estaba seguro de que el camarero era musulmán.

Según Baqer Moin, como parte del culto a la personalidad de Jomeini, éste «se había transformado en una figura semidivina. Ya no era un gran ayatolá y adjunto del Imán, alguien que representa al Imán Oculto, sino simplemente ‘El Imán'». El culto a la personalidad de Jomeini ocupa un lugar central en las publicaciones iraníes, tanto extranjeras como nacionales. Los métodos utilizados para crear su culto a la personalidad se han comparado con los empleados por figuras como José Stalin, Mao Zedong y Fidel Castro.

Un hadiz del siglo VIII atribuido al imán Musa al-Kazim decía: «Un hombre saldrá de Qom y llamará a la gente al buen camino. Se unirán a él personas que se asemejarán a piezas de hierro, que no se dejarán sacudir por los vientos violentos, implacables y confiando en Dios» se repitió en Irán como homenaje a Jomeini. Sin embargo, en Líbano, este dicho también se atribuyó a Musa al-Sadr.

Jomeini fue el primer y único clérigo iraní al que se dirigieron como «Imán», título reservado hasta entonces en Irán a los doce líderes infalibles de los primeros chiíes. También se le asoció con el Mahdi o duodécimo Imam de la creencia chií de diversas maneras. Uno de sus títulos era Na’eb-e Imam (Suplente del Duodécimo Imam). Sus enemigos eran atacados a menudo como taghut y Mofsed-e-filarz, términos religiosos utilizados para los enemigos del Duodécimo Imam. Muchos de los funcionarios del derrocado gobierno del sha ejecutados por los tribunales revolucionarios fueron condenados por «luchar contra el Duodécimo Imán». Cuando un diputado del majlis preguntó directamente a Jomeini si era el «Mahdi prometido», éste no respondió, «astutamente», ni confirmando ni negando el título.

A medida que la revolución cobraba impulso, incluso algunos no partidarios mostraban asombro, le llamaban «magníficamente lúcido, resuelto e inquebrantable». Su imagen era la de «líder absoluto, sabio e indispensable de la nación»

En general, se creía que el Imam había demostrado, con su asombrosa llegada al poder, que sabía actuar de un modo que los demás no podían ni empezar a comprender. Su sincronización era extraordinaria, y su perspicacia en la motivación de los demás, tanto de los que le rodeaban como de sus enemigos, no podía explicarse como un conocimiento ordinario. Esta creencia emergente en Jomeini como figura guiada divinamente fue cuidadosamente fomentada por los clérigos que le apoyaban y hablaban en su favor ante el pueblo.

Incluso muchos laicos que desaprobaban firmemente su política sentían el poder de su atractivo «mesiánico». Comparándolo con una figura paterna que conserva la lealtad incluso de los hijos que desaprueba, el periodista Afshin Molavi escribe que las defensas de Jomeini «se escuchan en los ambientes más inverosímiles»:

Un profesor bebedor de whisky le dijo a un periodista estadounidense que Jomeini había devuelto el orgullo a los iraníes. Una activista por los derechos de la mujer me dijo que Jomeini no era el problema; eran sus aliados conservadores quienes le habían dirigido equivocadamente. Un veterano de guerra nacionalista, que despreciaba a los clérigos gobernantes de Irán, llevaba consigo una foto del «Imán».

Otra periodista cuenta la historia de escuchar las amargas críticas al régimen de un iraní que le habla de su deseo de que su hijo abandone el país y que «repetidamente» insiste en «que la vida había sido mejor» bajo el Shah. Cuando su queja se ve interrumpida por la noticia de que «el Imán» -de más de 85 años en ese momento- podría estar muriendo, el crítico se queda «con cara de ceniza» y sin habla, y pronuncia «esto es terrible para mi país».

Un ejemplo del carisma de Jomeini es el efecto que tuvo en 1982 un discurso suyo de media hora de duración sobre el Corán en un erudito musulmán de Sudáfrica, el jeque Ahmad Deedat:

… Y el efecto eléctrico que tenía en todo el mundo, su carisma, era increíble. Con sólo mirarlo se te saltaban las lágrimas. Basta con mirarle para que se te salten las lágrimas. Nunca vi a un anciano más apuesto en mi vida, ninguna foto, ningún vídeo, ninguna televisión podía hacer justicia a este hombre, el anciano más apuesto que he visto en mi vida era este hombre.

En 1929, Jomeini se casó con Khadijeh Saqafi, hija de un clérigo de Teherán. Algunas fuentes afirman que Jomeini se casó con Saqafi cuando ella tenía diez años, mientras que otras afirman que tenía quince. Según todos los indicios, su matrimonio fue armonioso y feliz. Tuvieron siete hijos, aunque sólo cinco sobrevivieron a la infancia. Todas sus hijas se casaron con comerciantes o clérigos, y sus dos hijos ingresaron en la vida religiosa. Mostafa, el hijo mayor, murió en 1977 mientras estaba exiliado en Nayaf (Irak) con su padre, y los partidarios de éste rumoreaban que había sido asesinado por las SAVAK. También se rumoreó que Ahmad Jomeini, fallecido en 1995 a los 50 años, había sido víctima de juego sucio, pero a manos del régimen. Quizá su «hija más destacada», Zahra Mostafavi, es profesora en la Universidad de Teherán y sigue viva.

Entre los quince nietos de Jomeini se encuentran:

Jomeini fue un prolífico escritor y conferenciante (200 de sus libros están en línea) autor de comentarios sobre el Corán, la jurisprudencia islámica, las raíces de la ley islámica y las tradiciones islámicas. También publicó libros sobre filosofía, gnosticismo, poesía, literatura, gobierno y política.

Entre sus libros figuran:

Bibliografía seleccionada

Fuentes

  1. Ruhollah Khomeini
  2. Ruhollah Jomeiní
  3. ^ UK: /xɒˈmeɪni/ khom-AY-nee, US: /xoʊˈ-/ khohm-Persian: روح‌الله خمینی, romanized: Rūḥallāh Khumaynī, pronounced [ɾuːholˈlɒːhe xomejˈniː] (listen)
  4. ^ According to The New York Times, Khomeini called democracy the equivalent of prostitution.[14] Whether Khomeini’s ideas are compatible with democracy and whether he intended the Islamic Republic to be democratic is disputed.[citation needed]
  5. ^ In 1982, he survived one military coup attempt.[17]
  6. Die Bank of Bombay wurde 1840 gegründet, die Imperial Bank of Persia 1889. Nach allen Quellen weilte der Sohn Jajal/Hameds bereits 1839 in Nadschaf. Die Herkunft des Urgroßvaters spielt insofern eine Rolle, da Chomeini von Gegnern als Inder (Hindi) bezeichnet wird. Die Grundlage dazu bildet die offensichtlich erfundene Geschichte des konvertierten Pförtners der Bank-e Shahi die es noch nicht gab.
  7. ^ hämtat från: ryskspråkiga Wikipedia.[källa från Wikidata]
  8. ^ hämtat från: ryskspråkiga Wikipedia.[källa från Wikidata]
  9. ^ DeFronzo 2007, s. 286. «born 22 September 1902…»
  10. ^ Karsh 2007, s. 220. «Born on 22 September 1902
  11. ^ ”site of Islamic Revolution Leader”. Arkiverad från originalet den 29 april 2016. https://web.archive.org/web/20160429202807/http://imam-khomeini.com/web1/english/showitem.aspx?cid=1351&h=13&f=14&pid=1444. Läst 6 juni 2016.
  12. Moin, Khomeini, (2000), p.201
  13. «»BBC»: Historic Figures: Ayatollah Khomeini (1900–1989)» (em inglês). BBC. 4 de junho de 1989. Consultado em 19 de março de 2010
  14. «Ayatollah Ruhollah Khomeini Biography». Biography.com. Consultado em 10 de Setembro de 2018
  15. «Khadijeh Saqafi, Khomeini’s Wife, Is Dead at 93». The New York Times. 23 de Março de 2009
Ads Blocker Image Powered by Code Help Pro

Ads Blocker Detected!!!

We have detected that you are using extensions to block ads. Please support us by disabling these ads blocker.